Objetivo a largo plazo: cómo abordarlos

A veces nos encontramos con que hemos definido un objetivo a largo plazo, a unos cuantos meses vista. Podrías hacer tres ciclos específicos en ese tiempo. Entonces cuando uno define su marca objetivo tiene más difícil calcular o acertar con la evolución que podría alcanzar en tanto tiempo. Pero también, ¿qué haces con tantos meses de entrenamiento? ¿Cómo plantearlos? ¿Cómo gestionar la evolución?

Objetivo a largo plazo

Pongamos que defines tu calendario de competiciones y el objetivo principal lo has marcado en un plazo largo, dentro de unos 9 meses. Ese objetivo es una maratón que quieres hacer con una determinada marca.

No eres un corredor novato, vienes entrenando desde hace tiempo incluso quizá has hecho alguna maratón ya. Ahora se trata de pelear una marca concreta que te resulta motivadora y exigente.

El reto se plantea en cómo abordar ese periodo tan largo de progresión y saber si esa marca a la que aspiras será factible para ti. Si en ese plazo de tiempo la podrías conseguir o quizá te hayas pasado de optimista en la definición del objetivo. Porque a más meses de entrenamiento, marca más ambiciosa te planteas.

 

El sesgo de la planificación optimista

 
Lo primero para definir de manera algo realista o sensata un objetivo es entender de donde partimos.

En el caso que hablábamos, habría que entender cuál es la marca que se tiene en las últimas distancias que se hayan corrido recientemente. Idealmente alguna maratón anterior o media maratón. Si no hay estas distancias y estamos hablando de que venimos de correr en 10 kilómetros, la brecha que se abre hasta la maratón es mayor. Quiere decir esto que deberíamos ser algo más conservadores en la marca del objetivo.

Es típico que pase que hagamos una previsión tendiendo a optimista de la marca que queremos conseguir. Por la sencilla razón de que somos así, como seres humanos tendemos a sobreestimar resultados a largo plazo.

La tendencia es a creer que vas a poder hacer una marca demasiado buena en esa maratón u objetivo a largo plazo. Incluso que estés definiendo un ritmo medio de la competición más rápido del que eres capaz de llevar en una carrera de menor distancia.

Lo que pasa es que como vemos la carrera lejana, confiamos en que tendremos tiempo suficiente para ir mejorando.

 

Despiezando el objetivo

 
Si tenemos la fecha del objetivo fijada, tendríamos que hacer el camino inverso para marcar los objetivos parciales. Ahí es donde veremos lo que deberíamos haber conseguido el mes que viene de acuerdo a ese futuro objetivo fijado y puede ser, que nos demos cuenta que es demasiado ambicioso.

Aunque la competición sea a 9 meses vista no quiere decir que nuestro calendario no pueda contemplar otras competiciones intermedias que bien hagamos como test o como divertimento. En cualquier caso, bien estas otras competiciones bien algunos tests clave que definamos, deberían marcarnos puntos para medir nuestra evolución.

Si queremos diluir el optimismo en la planificación e ir aproximándonos a la realidad, tenemos que tomar la temperatura a nuestra evolución durante esos largos 9 meses. Que no pase lo típico de cuando estudiabas un examen de dejarlo todo para el último día, aquí esto no funciona.

La tendencia es muy probable que sea a exigirse poco al principio, ponerse más nervioso hacia los últimos meses del entrenamiento y entonces querer apretar de más.

Cabe la opción de plantear el entrenamiento durante todos estos meses como una progresión constante gradual hasta que arranque el ciclo específico. O la otra opción sería ir provocando pequeños picos de forma que en su conjunto tuvieran progresión ascendente hasta llegar al arranque del ciclo específico.

¿Qué cambia?

Si defines pequeños picos de forma, jugarás probablemente con más variedad de exigencia y de entrenamientos. Por una parte, estarás más adaptado a esta dinámica para cuando llegue el arranque del ciclo específico y tendrás unos meses de entrenamiento más divertidos.

Si optas por ir buscando la progresión constante, sin que haya momentos de bajada de forma, tendrás que regular muy bien las intensidades de entrenamiento para no pasarte. Si siempre vas en línea de exigencia para mejorar, el riesgo es pasarte de apretar y no llegar a resistirlo. Mentalmente puede cansarte más y quizá el cuerpo en algún momento te pida una parada.

Siguiendo cualquiera de las dos vías, si a los 2 o 3 meses mides cómo va tu evolución y qué marca puedes conseguir, empezarás a hacerte una idea de tu velocidad de progresión. Lo que también te irá guiando de cara a la marca objetivo que te habías definido.

Si te habías pasado de optimista en esa marca, verás con esa primera marca que midas que todavía te queda mucho por mejorar. Quizá todavía estás haciendo una distancia menor (como media maratón) a un ritmo más lento del que tienes definido para tu objetivo. Entonces, si no puedes hacer esa distancia más rápida, empieza a sospechar de cara a la marca objetivo.

Sobre todo, compara la evolución (o no evolución) con el punto de partida que tenías cuando iniciaste este entrenamiento.

 

Llega el momento de reajustar

 
Una vez que vas midiendo lo que ha pasado en las primeras semanas o meses de entrenamiento, toca actuar en consecuencia.

La lectura de esos datos puede apuntar a que vas más o menos bien o con opciones de aproximarte al objetivo a largo plazo planteado. O que ya te estás desviando y alejando.

Si estamos hablando de que todavía te queden 6 meses de entrenamiento, un punto de palanca puede ser hacer cambios en la manera de entrenar. Quizá tenga que ver con el volumen o las sesiones que entrenas o con la manera de entrenar.

El otro punto de ajuste tiene que ver con el objetivo.

Puedes plantearte abordar la carrera que ya tenías elegida pero redefinir la marca, ser menos ambicioso con ella. O alejar la fecha de competición y ganar más tiempo.

Ojo, porque en el caso de mover la fecha, vuelves al riesgo anterior. Optimismo de planificación y quizá demasiada relajación de entrenamiento los primeros meses. Vuelta a la misma dinámica. Puedes atraparte repitiendo la misma secuencia.

Hay quien lo que hace es plantearse que quiere conseguir una determinada marca en maratón pero no hará la carrera, no le pondrá fecha, hasta que vea que está para esa marca. Igual a alguien le funciona, pero cuando algo no tiene una fecha fijada, nuestra tendencia es a bajar la guardia. Si no sentimos esa presión por el tiempo que se acaba, parece que no nos exprimamos y exijamos de verdad.

Así que, ese planteamiento puede terminar en que nunca afrontas (ni alcanzas) el objetivo que te gustaría. Igual que si no vas midiendo tu evolución real y haciendo los ajustes necesarios.

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Sí, creo que le sacaré partido
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