Entrenar sin ver una competición en el horizonte nos ha cambiado el sistema de motivación que conocíamos y nos hacía afrontar tanto una rutina de entrenamientos como los entrenamientos más duros. Parece que ahora cueste más seguir entrenando y quizá tengamos que renunciar a nuestra superación y satisfacción personal. ¿Tiene de verdad que ser esto así? ¿Qué recursos tenemos para mantenernos entrenando y mejorando?
El contexto ha cambiado y nos obliga a adaptarnos.
Aunque hay quien empieza a correr por haberse comprometido a abordar una determinada competición, también muchos pueden hacerlo por salud y disfrute y el enfoque competitivo llega más tarde. Sin duda, lo bueno de la competición es que supone un objetivo retador que te impulsa a avanzar hacia él.
Pero esa motivación que supone la competición, es la chispa que te impulsa a arrancar. Seguir avanzando implica contar también con fuerza de voluntad y ciertos hábitos. Leer más