¿Te limita tu edad para correr o son errores de entrenamiento?

Si cuando eras más joven ya eras corredor pero después de un parón largo quieres retomar este deporte, quizá te encuentras confundido con tus referencias de entrenamiento. Han pasado los años y tienes que adaptar tu entrenamiento a la edad. Pese a todo, ves que la evolución no es la esperada. O te lesionas. ¿Será que ya no tienes edad para correr o te estás equivocando en la adaptación del entrenamiento?

edad correr

Lógicamente el paso de los años no es en balde. Nuestro cuerpo va perdiendo facultades, entre ellas velocidad. Y también las recuperaciones de los entrenamientos se hacen más difíciles.

Todo esto afectará a nuestro entrenamiento y supondrá hacer adaptaciones.

 

Adaptaciones del entrenamiento con la edad

 

No entrenarás igual a los 30 que a los 50.

Seguramente en lo primero que pienses sea en el ritmo. Y así es, es donde más podemos notar la diferencia a la hora de correr. En el caso de sumar kilómetros, nos veremos más capaces de seguir sumando aunque sean a ritmo más lento. Esto será sobre todo así si tu trayectoria como corredor viene de lejos, el fondo queda ahí guardado.

Probablemente acabarás viendo con cierta frustración como por más que te esfuerces tus ritmos no son los mismos. Sin embargo, no te verás tan desanimado cuando realices rodajes a ritmo más cómodo.

Otro aspecto en el que notarás la edad al correr es a la hora de recuperar. Si con 30 años podías entrenar más días seguidos, con más edad irás necesitando espaciar más los entrenamientos. Es decir, acabarás teniendo que reducir la carga de entrenamiento para dejar espacio a más días de descanso.

Como la carga de entrenamiento importa, también lo hacen las tiradas largas. Cuando eres más mayor tendrás que realizar menos tiradas largas y quizá no tan largas. Aunque si preparas una maratón igualmente alguna de unos 30 kilómetros tendrías que hacer.

Hacerte mayor implica definir este tipo de adaptaciones en tu entrenamiento. Pero no tendrían por qué hacerse de la misma manera en dos corredores de misma edad.

El otro factor que influye es la trayectoria como corredor. No será lo mismo el caso de alguien que lleva corriendo desde los 20 años que el que lo hace desde los 40. La trayectoria más larga genera una adaptación mayor y hace también que tu exigencia con más edad pueda ser más alta.

 

El problema del recuerdo

 
Quizá tengas un diario de entrenamiento donde estén registrados los entrenamientos de años atrás. O simplemente te bases en el recuerdo. Pero en tu cabeza tendrás una idea de ritmos de entrenamiento y cargas.

Entonces retomas los entrenamientos tiempo después y tratas de hacer poco más o menos que lo mismo. Porque ante todo, no nos rendiremos tan rápido renunciando y aceptando que ya no podemos hacer eso. Primero lo intentaremos.

Tomamos como referencia el caso de alguien que hubiera entrenado de joven un largo periodo y luego para unos años. O que realiza una parada más corta y luego va entrenando esporádicamente y sin planificación. Pero que luego, con más de 45 años decide retomar el entrenamiento. Cuando intenta acercarse al entrenamiento que había hecho más joven y que está en su recuerdo, aparecen los problemas.

Aquí se juntan dos factores, el hecho de llevar un tiempo sin entrenar y la edad para correr. Seguramente, estando en este caso, puedas saber muy bien que tienes que empezar más suave para ir subiendo gradualmente carga y ritmos. Pero claro, en el fondo, en tu cabeza está el recuerdo de lo que hacías antes.

Normalmente suele producirse un doble error: tratar de llegar a un entrenamiento similar al que hacías y querer hacerlo demasiado rápido.

Puedes ser consciente de que con tu edad, no vas a pedirte la misma intensidad de entrenamiento que hacías a los 30. Pero aún así, tratarás de quedarte muy cerca porque buscarás explorar tu límite actual. Además de que solemos hacer cálculos optimistas y pensar que igual no hemos perdido tanto.

Por otro lado, muy probablemente subestimarás el tiempo que necesitas para ir asimilando entrenamiento. Suele pasar que a la que ves las primeras mejoras en tu forma, vas incrementando cargas demasiado rápido. Olvidando que es necesaria también una etapa de asentar esos progresos que se van consiguiendo.

La consecuencia más frecuente de este quemar etapas demasiado rápido, suele ser la lesión. Quizá más por sobrecargas que por lesiones más graves pero ya te obligará a rebajar o parar unos días. Puede parecer que esta sería una manera de demostrarte por dónde puede estar tu límite actual. Pero no, porque si la parada viene por errores de entrenamiento como querer avanzar demasiado rápido, tu límite puede estar más lejos. Te estarías engañando (y quizá frustrando) por no haber seguido un entrenamiento correcto.

En tanto en cuanto seas capaz de seguir un entrenamiento correcto adaptado tanto a tu edad como al momento de forma del que vienes (largo periodo parado), podrás seguir disfrutando de ver cómo te vas superando y plantearte nuevos retos. Quizá aunque ya no vayas a conseguir esa marca que conseguiste con 30 años, puedes todavía llegar a muy buenos resultados.

 

¿A qué marca apuntar ahora?

 

Tu mejor marca seguramente la tendrás muy clara en el recuerdo. Si corrías de joven y durante un periodo prolongado, sería una buena marca que venía de ser mejorada durante esos años de entrenamiento. Juntabas juventud y años de esfuerzo.

Entrenando después con unos años más y un parón prolongado por medio, aceptarás no plantearte a aspirar a una marca parecida. Pero entonces, ¿dónde debes apuntar?

Pues lo mejor, en una primera fase, sería no apuntar a marca alguna. Olvidarse de posibles presiones o pretensiones excesivas que acaben llevándote a exigirte más de la cuenta. Pero claro, retomarás con ganas y queriendo demostrarte donde podrías llegar todavía.

Aún así, intenta hacer el esfuerzo de optar por el relax mental de las ambiciones y plantéate metas más asequibles como ir mejorando progresivamente la forma. Incluso ir tanteando cuantos días de entrenamiento soportas bien. Y sé perseverante en cada fase, sin tratar de quemar la etapa demasiado rápido.

A partir de ahí, según vaya evolucionando el entrenamiento y tu asimilación, podrás empezar a tratar de definir una marca algo realista. Sobre todo, aunque tengas de referencia tus últimas marcas, sopesa y contrarresta esas con lo que estás haciendo actualmente.

Quizá diría que es mejor equivocarse por quedarse corto en un primer objetivo, que pasarse de ambicioso y caer lesionado. Al fin y al cabo, retomar el entrenamiento y sentir evolución ya debería ser un disfrute en sí mismo. Aunque en tu cabeza esté el recuerdo de tu pasado empujando para que intentes algo más.

Seguramente seguirás teniendo edad para correr y disfrutar de superarte si lo haces con el entrenamiento correcto.

Seguir disfrutando de correr con más edad y ver resultados en tu entrenamiento, es algo que te podemos ayudar a conseguir con el Plan Resonancia.

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